Después del Mundial

Comunicado de Prensa – Opinión

Por Daniel Bianchi

El Campeonato Mundial de Fútbol mantuvo deslumbrados a los uruguayos durante casi un mes.
Es que el fútbol es capaz de paralizar un país, de interrumpir la rotación del mundo. Cada cuatro años el “deporte rey” se apodera de las voluntades de millones de personas en todo el orbe, y nada más parece existir.

Los colores de las casacas de un país, las anécdotas, las jugadas más impensadas, los más increíbles goles, los más inesperados resultados, las más severas sanciones, el particular sistema de justicia de la FIFA y las declaraciones de su presidente tomando distancia de las resoluciones de las comisiones internas del organismo que preside, configuran un ecléctico espectáculo durante cuyo transcurso todo parece detenerse.

Al menos, en teoría. Porque en la práctica, más allá de Campeones y derrotados, el devenir cotidiano sigue con sus transformaciones y con sus rutinas, con sus sinsabores y con sus alegrías. Y sigue también con declaraciones poco pertinentes de mandatarios que continúan haciendo viajes y más viajes que no arrojan mayores resultados para el país. Con nuevos enfrentamientos diplomáticos entre Uruguay y Argentina que hacen cada vez menos llevaderas las relaciones bilaterales. Con inadecuadas manifestaciones de ministros valorando poco y nada las vidas humanas que, un día sí y otro también, se pierden a manos de la delincuencia. Con teorías conspirativas que manejan la posibilidad de que los actos vandálicos que culminan con escuelas saqueadas, destrozadas e incendiadas, tengan un trasfondo político. Con avances y retrocesos respecto a la legalización de la marihuana y a la proyectada nefasta Ley de Medios, cuyas implementaciones pueden quedar para la próxima semana, o el próximo mes, o el próximo año. O, esperemos, para nunca. O barajan la posibilidad de introducir cambios en las pautas de los futuros ajustes salariales, comprometiendo un sistema que viene funcionando adecuadamente desde hace mucho.

Con el anuncio de presidenciables que, creyendo definitivamente que los uruguayos somos tontos, divulgan como grandes novedades que, en caso de acceder a la primera magistratura, van a implementar un sistema de tutorías para aquellos alumnos con dificultades de aprendizaje que es muy similar a uno ya en funcionamiento. O que anuncian tablets de regalo para jubilados, en lugar de los aguinaldos de fin de año largamente prometidos durante las campañas electorales de los últimos diez años.

Con rutas nacionales tan gravemente deterioradas que algunas están a punto de colapsar y que, como pocas veces en la historia del departamento de Colonia, congregan y movilizan a la gente a enlentecer o cortar el paso de los camiones que destrozan la red vial sin que las autoridades nacionales adopten soluciones eficientes, rápidas y definitivas, largamente reclamadas y esperadas por los vecinos.

Con una Intendencia que comienza a colocar los contenedores portaresiduos en Colonia del Sacramento y Carmelo años después del anuncio respectivo. Que manifiesta su interés en ser sede del Campeonato Sudamericano de Fútbol Sub 20 a apenas seis meses del inicio del torneo en nuestro país, recibiendo como lógica respuesta de parte de la CONMEBOL y de la AUF que para ello la comuna debe encarar obras de ampliación y refacción en el Campus Municipal “Alberto Supicci”, como si desde la Junta Departamental no se le hubiera solicitado eso hace justamente tres años, de manera de trabajar organizadamente, en tiempo y forma.

Con una Intendencia que, para lograr el apoyo de parte de la oposición para solicitar un crédito de hasta 5 millones de dólares para la adquisición de maquinaria, prometió a aquella que jamás adquiriría vehículos de origen chino y que, hoy, exhibe precisamente maquinaria de esa procedencia en la propia explanada municipal. Con una Intendencia que realizó una licitación para la largamente anunciada colocación de semáforos en Colonia del Sacramento que jamás se colocaron a pesar de la concesión otorgada. Con una Intendencia que sigue sin informar acerca de la concesión de la Terminal de Ómnibus capitalina, que cayó en octubre de 2011. Con una Intendencia que tuvo un déficit histórico, de 6,2 millones de dólares en el año 2013, a pesar de haber incrementado sus ingresos 4.134.000 dólares más que en el año 2012. Con una Intendencia que en breve comenzará a ser auditada debido a las gruesas observaciones financiero-contables de la que es objeto.

Ese es el mundo real.

En el que la pelota no es el principal elemento a tener en cuenta.

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