Por más que se vista de seda, la mona, mona se queda

Opinión – “¿Qué hay en un nombre?”, le pregunta Julieta a su aya en un pasaje de “Romeo y Julieta”, de William Shakespeare. Y continúa: “Si una rosa, dejara de llamarse rosa, seguiría oliendo a rosa”.

Es que el nombre no hace a la cosa, no le cambia su sustancia o lo que es. Sin embargo, algunos se creen que llamando a las cosas con un nombre diferente las transforman.

Un proceder que se repite en nuestra política.

“¿Fracasó la búsqueda de petróleo?”, preguntó un periodista esta semana. “Los resultados no fueron los esperados”, le respondieron.

“Esto no es un ajuste fiscal sino una consolidación fiscal”, afirman hoy desde el Ministerio de Economía. Aumentan los impuestos, es decir hacen un ajuste fiscal, pero piden que se le llame “consolidación”.

“No estamos liberando presos ni descongestionando las cárceles, sino humanizado el sistema carcelario”, nos decían hace algunos años. Mientras decían eso liberaban cerca de mil reclusos e iniciaban el deterioro de la seguridad ciudadana hace una década.

“No mentí cuando dije que no aumentaríamos los impuestos en la campaña electoral. Hice un anuncio de algo que después no pude cumplir”, aseguró el Ministro de Economía hace unos días en el Senado. Él y los actuales Presidente y Vicepresidente prometieron que no aumentarían los impuestos hace un año y medio, en plena campaña electoral.

El diccionario de la lengua española de la Real Academia define mentir como “faltar a lo prometido, quebrantar un pacto”. ¡Ahora sostienen que no mintieron, sino que hicieron un anuncio que no pueden cumplir!

¿Por qué hacen esto? Es para tratar de ocultar, diluir o maquillar sus errores.

Cuando se dieron cuenta que era un error liberar cerca de mil presos dijeron que estaban humanizando el sistema. Es obvio que todos queremos humanizar el sistema carcelario. Lo que no queremos es hacerlo al costo de deshumanizar la seguridad pública del país.

Después de hacer una gran alharaca con la búsqueda del petróleo, citando a los ex presidentes de la República a varias conferencias, ahora desde el poder ejecutivo no comunican los resultados. Callan, y es la empresa la que dice que los mismos no fueron los esperados.

Prometieron no subir los impuestos pero los suben, afirmando que es una consolidación fiscal y que no mintieron.

Pretenden con estos actos no asumir su responsabilidad, ocultarla o diluirla.

Una nueva muestra de este proceder tuvimos la semana pasada en la Comisión del Senado que trata la Rendición de Cuentas. Compareció el Ministro de Defensa y le preguntamos sobre las compras de aeronaves que tenían previstas hacer este año.

Nos contestó que no habían decidido ninguna compra, sino que estaban analizando qué hacer. Se enojó una Senadora del oficialismo cuando insistimos. Pero insistimos.

Con paciencia nos adaptamos a la respuesta del Ministro y le repreguntamos. Le pedimos informara, no sobre lo que se iba a comprar, sino sobre qué estaban analizando o veían como posibilidad.

Contestó que estaban pensando adquirir tres plataformas y helicópteros y cuatro aviones de entrenamiento. Nos aseguró que eso era todo.

Le preguntamos si no estaban comprando un avión presidencial también.

Nos respondió que eso era una posibilidad (posibilidad que había omitido en su respuesta anterior). Por lo que volvimos a insistir haciéndole ver que era más que una posibilidad porque habían hecho una Licitación Pública que se había abierto el 30 de marzo pasado.

A lo que se respondió que todavía no la habían adjudicado, y por eso era una posibilidad.

Es decir, habían hecho un llamado público y recibido ofertas para la compra de un avión, pero no nos informaron de ello. Ni siquiera sobre si era una posibilidad.

En segunda instancia, y ante nuestra insistencia, respondieron que todavía no lo adjudicaron.

Eso no fue todo.

Pidieron que no llamemos a lo que están por comprar “avión presidencial”, sino avión “multipróposito”.

Este pedido va en la línea de lo que vienen haciendo con los nombres hace rato.

Afirman que no es un avión “presidencial” sino un avión multipropósito que será utilizado para trasladar ejecutivos y también como avión sanitario.

Un avión sanitario que no puede aterrizar en 14 de los 19 departamentos del país.

Un avión sanitario que fue probado dos veces el año pasado por el Presidente Vázquez en viajes presidenciales a Brasil.

Un avión sanitario que cuenta con cocina, baño, configuración para 8 pasajeros VIP, sofás y teléfono satelital entre otras muchas comodidades.

Un avión que no es sanitario, sino que es para uso del presidente.

Presidente que hace unos meses aseguró al semanario “”Búsqueda que el avión tiene un precio adecuado que no afecta los equilibrios macroeconómicos que el gobierno quiere encauzar.

Cuesta un 1:260.000 dólares, tiene un costo de funcionamiento de 3.000 dólares por hora y moviliza dos pilotos más la tripulación alternativa.

Compran este avión mientras desde el Frente Amplio proponen eliminar exoneraciones a Universidades por 1:200.000 dólares.

Hay algo en lo que tiene razón Vázquez: con un 1:260.000 dólares no se afectan los equilibrios macroeconómicos. Lo que se afecta es la austeridad republicana que debe tener un gobernante.

Austeridad que debe estar más que nunca presente cuando al mismo tiempo que se compra un avión de más de un millón de dólares con el dinero de los contribuyentes, se le aumenta la carga impositiva a los que trabajan y a los jubilados.

Aunque se digan que se está ante una consolidación fiscal y no un ajuste.

Es que por más que se vista de seda, la mona, mona se queda.

Pedro Bordaberry

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