Fuentes: la institución familiar en Uruguay “está gravemente enferma”

El obispo de Minas, Jaime Fuentes, expresó en entrevista con El Espectador que la institución familiar en Uruguay “está gravemente enferma”. En cuanto al debate que se generó alrededor de la Guía sobre orientación sexual del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), opinó que “es un esfuerzo ideológico de liquidar” a la familia.

Fuentes representará a Uruguay en el Sínodo de Obispos sobre la familia en el mes de octubre en Roma. Famoso por participar activamente en varios debates públicos en los últimos años, el obispo de Minas conversó con El Espectador sobre varios temasvinculados la vida de la Iglesia, como el nombramiento de Daniel Sturla como cardenal,  así como el debate sobre la laicidad y la familia, entre otros.

-Entre el 4 y 25 de octubre se va a llevar a Roma la XIV Asamblea General Ordinaria sobre el tema La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo.  Usted fue el elegido por la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) para representar a Uruguay en esa instancia.  Supongo que por ser el presidente de la Comisión Familia y Vida. ¿Hace cuánto que conoce esta designación?

-La elección fue secreta y fui elegido por los obispos en nuestra última reunión, en noviembre de 2014. El Papa acaba de ratificar la elección hecha. Supongo que los electores habrán tenido en cuenta el cargo que desempeño, pero no lo pregunté a ninguno de ellos.

-¿Cómo se está preparando para ese momento?

-Con una gran esperanza. Pienso que el Sínodo será un tiempo de especial gracia de Dios, para ayudar a las familias en sus dificultades y para que den todo de sí. Estamos en un tiempo tan difícil como apasionante, en el que se juega –creo que no exagero- el futuro de la humanidad: nunca se ha atacado tanto a la familia como ahora y nunca ha sido tan fuerte el “deseo de familia” de las personas. El Papa ha pedido a todos que recemos por el Sínodo. Por eso, al celebrar la Santa Misa y al rezar el Rosario, el Sínodo está en el primer lugar de mis intenciones. A su vez, estoy leyendo y releyendo todo lo que puedo sobre el tema que trataremos, mientras espero los aportes que harán numerosas instituciones y comunidades.

El papa Francisco dio a conocer públicamente la Relatio Synodi, el documento que acoge los trabajos de los padres sinodales al terminar la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización, celebrada en el 2014. En ese documento se expresan muchas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar. Ahora bien, si aterrizamos el tema a la sociedad uruguaya, ¿cuáles cree que son los principales desafíos y dificultades hoy?

– La institución familiar, en Uruguay como en otros muchos países, está gravemente enferma: lo dicen las estadísticas del último censo de población: descienden los matrimonios, aumentan las uniones libres, los divorcios y los hogares monoparentales… Todos formamos el llamado, con razón, “cuerpo social”; y es indudable que este cuerpo está enfermo. La familia es la “célula básica” de este cuerpo, se está produciendo un “enloquecimiento” de esas células fundamentales y, en consecuencia, se daña progresivamente toda la sociedad. ¿Cómo frenar este proceso? Pienso que corresponde a los padres de familia, a las distintas confesiones religiosas, a las instituciones académicas, a los organismos privados y a las instituciones estatales, naturalmente, estudiar el tema a fondo para decidir las mejores terapias a aplicar.

-¿Para usted cuál es la principal misión de la familia en el mundo contemporáneo?

– Me gusta recordar algo que dijo Juan Pablo II en Uruguay: “Son las familias cristianas las que harán que nuestro mundo vuelva a sonreír”. Esto se realizará, a mi modo de ver, volviendo a recordar que la familia no es un “invento social”, sino un invento de Dios para la felicidad del hombre y la mujer. Su plan original, al crear a la persona humana como varón y mujer, fue que formaran una comunidad de vida y amor. Si los que van a casarse comprenden que al decirse mutuamente “sí” entran a formar parte de un plan divino, verán que su amor asume una grandeza de misión: darle vida a la humanidad y darle humanidad a la vida y, en consecuencia, darle luz y alegría a nuestro mundo.

Extracto entrevista: Pablo Cesio,  Espectador.com

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