ANCAP en fascículos (3)

OPINION

Estimado lector:

Aún a riesgo de aburrir, le escribo este tercer fascículo semanal sobre ANCAP. Sé que en el país están pasando muchas cosas que quizás le puedan interesar más. Sin embargo, creo que es bueno que se conozcan las conclusiones de lo que sucedió en ANCAP.

Hoy me ocuparé de la División Cemento Portland y de la empresa subsidiaria Cementos del Plata S.A.

La división Cemento Portland dio ganancias hasta el año 1999. De ahí en más empezó a dar pérdidas.

En los cinco años que van del 2000 al 2004 perdió un promedio de 2,3 millones de dólares por año. En los cinco años que van del 2005 al 2009 (primer gobierno del Frente Amplio) perdió un promedio de 12 millones de dólares anuales (casi cinco veces más). En el segundo gobierno del Frente Amplio, del 2010 al 2014, perdió un promedio de 25 millones de dólares por año.

Es decir en los últimos 10 años perdió 185 millones de dólares. Y, además de ello, se invirtieron 251 millones de dólares en las dos plantas de Cemento Portland.

Resultaba obvio que, ante tan nefastos resultados y la enorme inversión hecha, le prestáramos especial atención a esto en la Comisión Investigadora.

Empezamos por la inversión de 251 millones de dólares y nos llevamos varias sorpresas.

La primera es que inicialmente se había previsto una inversión de 118 millones. Pero se invirtieron 251 millones y se estimó que era necesario invertir 230 más. Es decir de 118 millones se pasó a 481 millones.

¿Cuál fue la explicación que nos dieron para esta diferencia?

Parece ser que la inversión de 118 millones era para una sola planta pero decidieron invertir en dos. Además de que erraron en la estimación inicial.

Fue entonces que preguntamos los motivos por los que decidieron invertir en dos plantas en lugar de una. El gerente encargado del área nos dijo que cuando él llegó a la misma, la decisión ya estaba tomada por el Directorio.

Desde el Directorio nos dijeron que la razón había sido político-económica. Parece ser que no se animaban a elegir en cuál de las dos plantas invertir y entonces invirtieron en las dos por motivos políticos.

Es decir, gastaron cuatro veces más por un error de estimación y por una decisión política.

Si esto fue un error, cuando se analiza el mercado se concluye en cosas aún peores.

ANCAP tiene más o menos el 40% del mercado de cemento. Hay una empresa privada que tiene la casi totalidad del resto. Pues bien, con una sola planta alcanza para abastecer a todo el mercado. ANCAP tiene el 40% y decidió invertir en dos plantas, es decir para el 200% cuando tiene el 40%.

Resulta obvio que si invirtió el doble y piensa invertir aún más, la rentabilidad de la inversión se tiene que haber transformado en negativa.

Varios gerentes nos dieron su opinión técnica. Para ellos la mejor solución era invertir en una sola planta y no en dos por el tamaño del mercado pero también por el abaratamiento de costos.

El tinte político de esto tiene un detalle sugestivo. En agosto de 2014, dos meses antes de la elección nacional, ANCAP inauguró una de las plantas (la de Minas). Hizo una fiesta, la promocionó, fue el Presidente Mujica y cortó la cinta.

Pero la planta no estaba lista. Recién estuvo realmente pronta un año y dos meses después.

Eso no fue todo.

Desde el Directorio decidieron también dedicarse a la cal. Para ello se plantearon construir una planta en Treinta y Tres. El presupuesto inicial era de entre 80 y 90 millones de dólares. Finalmente su costo fue de 147 millones.

Otro error de cálculo que, con seguridad, afectó la rentabilidad de esta inversión.

Pero hay más.

ANCAP no podía dedicarse a la cal. Las normas vigentes no se lo permitían. Entonces, para hacerlo, utilizó una sociedad anónima privada (Cementos del Plata S.A.).

Lo peor es que esa sociedad anónima tampoco podía dedicarse a esa actividad.

Pese a ello, firmó un contrato para venderle cal a una empresa brasileña CGTEE en Candiota, Río Grande do Sul.

Cuando firmó el contrato se comprometió a entregar una cantidad y calidad de cal que no tenía Cementos del Plata S.A. Por ello suscribió contratos con privados para que le vendieran la cal que Cementos a su vez enviaba a la brasileña CGTEE. Pero como la cal no tenía la calidad suficiente, CGTEE le cobró una multa anual a Cementos que llegó a ser de 7 millones de dólares por año.

Le preguntamos al director de la empresa si a su vez Cementos le cobraba a los privados esa multa, y nos contestó que no lo recordaba.

Lo peor no fue eso.

Cuando firmó el contrato con CGTEE para venderle la cal, al mismo momento, firmó un contrato con una empresa de fletes para que llevara la cal a Candiota. Nos llamaron la atención en la Comisión dos cosas: el monto del contrato (8 millones de dólares por año) y el hecho de que no se habían pedido tres precios, sino que se contrató directamente con ella.

Sobre esto último se nos dijo que se la contrató directamente por ser la única empresa en el Uruguay que podía brindar el servicio.

Sin embargo era una sociedad anónima uruguaya, propiedad de un ciudadano brasileño, que sub contrataba a camiones brasileños. Por otra parte, comprobamos que había camiones en el país para cumplir con el transporte. Nos lo aseguró un gerente de la propia ANCAP, dos empresas a las que les pedimos cotización y lo declaró el presidente de la Asociación de Transportistas.

Ellos nos decían que no era cierto que la empresa contratada era la única que podía brindar el servicio, por lo que interrogamos a los que habían tomado la decisión.

El gerente encargado del tema nos reiteró que para él no había otra empresa. Cuando le hicimos ver que teníamos información contraria a ello, nos expresó que él no tenía poder como para tomar la decisión y que la misma era de los Directorios de Cementos del Plata y de ANCAP.

Raúl Sendic nos dijo que a él le habían informado que no había otra empresa e identificó al gerente como quien lo había asegurado.

Otro integrando del Directorio dijo que era la única empresa y que no recordaba quien se lo había dicho.

Para peor, averiguamos cuánto se cobraba en el mercado por ese trabajo: entre 50 y 55 dólares la tonelada. El contrato firmado por Cementos del Plata en forma directa era por 85 dólares.

Todo muy poco claro.

En resumen. Se invirtió por motivos políticos en dos plantas cuando convenía invertir en una. Se estimó mal la inversión. Se celebró un contrato con una empresa brasileña para venderle cal, lo que no podía hacerse. Y se contrató en forma directa y sin proceso competitivo a una transportista que cobra más caro que el mercado.

Lo peor de todo, seguimos perdiendo dinero.

Hasta la semana que viene.

Por Pedro Bordaberry

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