Los sapos “Cururú” del presidente

Opinión – Indudablemente, una de las personalidades más extraordinarias del siglo XX ha sido Winston Churchill.

Con un extraordinario talento, coraje y habilidad política, asumió enormes responsabilidades que influyeron no sólo en la historia de su país, el Reino Unido sino, también, en la de la Humanidad entera. Fue militar, periodista, un historiador que obtuvo el Premio Nobel de Literatura, pero, sobre todo, un político a cuya actividad le dedicó siete décadas de su larga vida.

Ya muy anciano y retirado de sus responsabilidades políticas, se enfrentó a una difícil e inesperada interrogante: en momentos en que paseaba por el jardín de su residencia llevando de la mano a su pequeño nieto, éste le preguntó: “Abuelo, ¿qué es un político?”

Y Churchill, sorprendido ante esta pregunta, no supo, en principio, como contestarla de modo que su nieto lo entendiera. Quedó en silencio un buen rato y luego, le dijo: “¿Ves aquel sapo tan grandote que está al lado de aquella planta? El nieto le contestó: “Sí, abuelo, lo veo”. “Pues bien, un político es un señor que todos los días se puede tragar un sapo tan grandote cómo ese y seguir tan campante”.

El Presidente de todos los uruguayos, el Dr. Tabaré Vázquez, a lo largo de su extensa vida como médico, dirigente de fútbol, Intendente de Montevideo y Presidente de la República, seguramente, ha debido tragarse muchos sapos, pero los de ahora son más grandes, diríamos del tipo de los sapos “Cururú” que habitan el Norte de nuestro país.

Y decimos que se trata de sapos “Cururú” porque no se trata de un sapo común el que se tragó cuando manifestó vergüenza por el estado de la escuela de San Gregorio de Polanco teniendo al lado, como mascarón de proa, al Señor (¿Licenciado?) Sendic. Se trata, sin duda alguna, de un sapo particularmente difícil de tragar porque el Presidente Vázquez, no ignora que, con el dinero que se fue por el desagüe durante la administración de ANCAP del Señor Sendic, se podrían haber construido cientos de escuelas y liceos y sobre todo, no hubiera sido necesario castigar a trabajadores y jubilados con la suba del IRPF y del IASS.

Pero no es sólo el sapo Cururú de Sendic que debe tragarse. En estos últimos días, hemos constatado que la Ministra de Educación, en lugar de caracterizar su gestión por un alto nivel cultural y un relacionamiento cortés y educado con los docentes hace todo lo contrario. En un tono de boliche, ninguneando a Mir, (“es un resentido social, un pobre muchacho, no da la talla, es un pobre maestro de 6º Grado”) y con tono sobrador, no sólo agravió a este maestro sino a toda la venerable profesión a la que pertenece el agredido y a la que todos le debemos respeto, en particular, por parte de la Ministra de Educación y Cultura. Nos parece que este sapo, también, es muy difícil de tragar, porque todos sabemos que la mejora en la educación es de la máxima prioridad de este gobierno, como lo fue en tiempos del anterior cuando el Presidente Mujica afirmaba enfáticamente: “¡Educación, educación, educación!”.

Con una persona a cargo del Ministerio de Educación y Cultura, sin especialización docente, que se ha ganado la antipatía y el desprecio por parte de todos los que desarrollan esa actividad tan importante para el futuro de nuestro país, parecería muy difícil, e incluso contradictorio, que se pueda llevar a cabo el proceso de mejora de la educación que es imperativo lograr. En atención a esas circunstancias, este sapo puede ser muy indigesto, si también tiene que seguir tragándoselo el Señor Presidente de la República.

Por el otro lado, el Ministro Bonomi manifiesta que recién se empiezan a observar resultados positivos de su gestión contra la criminalidad, lo que implica, claramente, una confesión: y es que durante el largo lapso transcurrido, desde que asumió esa responsabilidad, hasta la fecha, los resultados fueron muy magros. Ahora, se manifiesta optimista. Ojalá que los hechos confirmen su optimismo y que no tengamos todos que seguir tragándonos el sapo de una delincuencia que crece y actúa cada vez con mayor virulencia.

Con respecto al Ministro Astori, hay dos enfoques: el comentario técnico de su gestión que le corresponde a los economistas, y el del ciudadano de a pie que está perdiendo calidad de vida y que se ha expresado, en la última encuesta de Factum, con un 70% de insatisfacción. Pero hablando de sapos, debemos recordar el que el Ministro Astori le hizo tragar al Presidente Vázquez cuando le dijo que podía asegurar que no iban a aumentar la carga contributiva. Y ya hemos visto lo que ha pasado con el proyecto de Ley de Rendición de Cuentas.

Y el último y reciente sapo Cururú lo ha engendrado el plenario del partido de gobierno al aprobar una iniciativa para reformar la Constitución de la República. Cuando el panorama se ha vuelto particularmente ominoso, cuando todos los esfuerzos del partido de gobierno deben estar dirigidos a apoyar al Presidente de la República y su gestión, aprueban esta resolución que parece desconocer la realidad económica y social en que el país está inmerso. Si siguen así, en cualquier momento van a discutir sobre el sexo de los ángeles o si Messi estuvo bien en renunciar a integrar la selección argentina.

Con ese equipo de gobierno, con un Frente Amplio fragmentado e inmerso en controversias intestinas y en iniciativas disparatadas, y con una coyuntura claramente desfavorable desde el punto de vista económico, todo parece indicar que, por haber tirado manteca al techo durante el gobierno del Señor Mujica gastando mucho más de lo razonable, no queda otro camino que el de la austeridad. Ahora hay que pagar los platos rotos o en términos náuticos, frente al temporal que empieza a golpearnos, hay que reducir el velamen, poner la vela de capa y esperar que la tempestad amaine.

En el camino, van a quedar muchos doloridos, en especial del Frente Amplio, que estiman que pueden seguir gozando de las prebendas que recibieron en el pasado y se van a decepcionar.

El factor económico va a afectar a toda la sociedad uruguaya, de una manera o de otra y ello incidirá decisivamente en el próximo proceso electoral. Cuando el bolsillo está vacío, el resentimiento surge, las ideologías se dejan de lado, porque lo que realmente importa es mantener el nivel de vida o, en el peor de los casos, sobrevivir.

Y con ese panorama en el que lamentablemente estamos inmersos, no es aventurado pronosticar el probable regreso de los partidos tradicionales al gobierno de la República Oriental del Uruguay cuando la ciudadanía exprese su voluntad a través del sufragio en octubre de 2019.

Por Edison González Lapeyre

Catedrático de Derecho Internacional Privado, Derecho Internacional Público y Derecho Diplomático en la Universidad de la República (UDELAR); Profesor de Derecho Internacional Marítimo de la Academia de Derecho Internacional de La Haya; Asesor Letrado, Director del Instituto Artigas del Servicio Exterior, Director de Asuntos Culturales, Director de la Consultoría Jurídico-Diplomática; Presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP) (1998-2001); Embajador ante los gobiernos de República Dominicana, Barbados, Haití y Granada, y representante permanente ante la OEA; Negociador en el Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo, el Estatuto del Río Uruguay, el Tratado para el Desarrollo de la Cuenca Hidrográfica del Río Cuareim y el Acuerdo de Extradición y Cooperación Judicial con EE.UU. Integró el equipo legal de Uruguay en el juicio ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya en una primera etapa. Es autor de más de 150 publicaciones de su especialidad.

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